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Contestando el llamado por nuevos enfoques: Alcanzando individuos que hablan idiomas indígenas en Guatemala

	 UN Women Guatemala - Rural Women Diversify Incomes and Build Resilience

Photo: UN Women/Ryan Brown.

Guatemala, como muchos países de América Central y del Sur, es lingüísticamente heterogénea, lo que refleja la diversidad de sus poblaciones indígenas. Casi la mitad de la población habla uno o más de los 22 idiomas mayas u otros dos idiomas amerindios, a veces en conjunción con el español. Esta diversidad lingüística presenta un desafío único al realizar encuestas telefónicas.

En Guatemala no existen registros de números telefónicos con las características básicas de los propietarios de teléfonos (p. ej., género, edad o idioma) o tarjetas SIM (p. ej., cuándo y dónde se vendió la tarjeta), ni encuestas recientes representativas a nivel nacional con números de teléfono para proporcionar un marco de muestreo. En nuestro caso, también necesitábamos considerar que solo alrededor del 9 por ciento de la población hablaría k'iche' o q'eqchi' como primer idioma y que estos grupos pueden tener tasas más bajas de propiedad de teléfonos y acceso menos constante a las redes de telefonía móvil. Esto significa que no podíamos confiar en sistemas de marcación aleatoria de números de teléfono para identificar nuestra muestra objetivo de hablantes de k'iche' o q'eqchi'. Además, la administración de la encuesta se basa en gran medida en traducciones cuidadosamente revisadas y en entrevistar a los encuestados en su idioma principal, por lo que cambiar rápidamente entre entrevistadores y el idioma del programa de entrevistas según quién atendiese el teléfono no hubiese sido factible.

Necesitábamos una nueva solución. En este artículo, describimos entonces nuestro enfoque para identificar nuestra muestra de encuesta telefónica. En particular, no tuvimos éxito con nuestro primer enfoque, pero sí con el segundo. Describiremos ambos intentos, para que otros puedan aprender de nuestras experiencias. También describiremos la cantidad de posibles encuestados perdidos en cada paso, para que otros puedan anticipar las tasas de respuesta.

Recientemente nos enfrentamos a este reto cuando realizamos una encuesta telefónica como parte del desarrollo de la Métrica de Empoderamiento de las Mujeres para los Sistemas Nacionales de Estadísticas (WEMNS). Esta métrica está siendo desarrollada por investigadores del Instituto Internacional de Investigación de Políticas Alimentarias (IFPRI), la Universidad de Emory, el equipo de Estudio de Medición y Niveles de Vida del Banco Mundial y la Universidad de Oxford, como una métrica de empoderamiento para la Iniciativa 50 x 2030 para Cerrar la Brecha de los Datos Agrícolas.

 

En nuestros esfuerzos por validar WEMNS, fue importante determinar si las preguntas de la encuesta fueron interpretadas de manera similar por hablantes de diferentes idiomas y si las preguntas midieron construcciones similares entre géneros y grupos de idiomas. Por lo tanto, nuestro objetivo fue obtener una muestra de 450 encuestados de cada uno de los siguientes grupos: i) mujeres que hablan principalmente español, ii) hombres que hablan principalmente español, iii) mujeres que hablan principalmente k'iche' o q'eqchi' y iv) hombres que principalmente hablan k'iche' o q'eqchi'. El k'iche' o q'eqchi' son los dos idiomas más hablados en Guatemala, después del español.

 

Enfoque inicial: lo que no funcionó

Diseñamos nuestro enfoque inicial en base a la información conocida sobre las tasas de respuesta en encuestas telefónicas anteriores y la prevalencia de los grupos lingüísticos locales. El enfoque típico para desarrollar muestras de encuestas telefónicas en Guatemala comienza con una lista disponible públicamente de todos los números de teléfono conocidos que han sido puestos en disposición por el gobierno (es decir, números activos). Los números de teléfono activos seleccionados al azar son luego llamados por un software automatizado (llamadas automáticas), y si contesta una voz humana, se consideran "vivos". En experiencias pasadas, aproximadamente el 25 por ciento de todos los números activos están vivos y de los números en vivo, hay una pérdida adicional de hasta el 90 por ciento debido a que los individuos rechazan la llamada, cuelgan el teléfono o se corta la comunicación.

Con base en esta información, extrajimos una muestra aleatoria de 80.000 números de teléfono activos para verificar. En cuanto la llamada automática se contestase, un audio pregrabado le pedía a los encuestados que respondieran a una serie de preguntas sobre su idioma principal, género, edad elegible y disposición para participar presionando números correspondiente a la respuesta. Después de identificar el idioma de destino, las preguntas restantes se hicieron en ese idioma. La encuesta de detección automatizada se puso a prueba por adelantado en varios idiomas.

De las 80.000 llamadas automatizadas, el 29 por ciento fueron contestadas por una persona. Al responder a las preguntas automáticas, muchos dejaron de responder a mitad de camino, y de los que respondieron, una mayoría notable informó ser un hombre, mayor de 18 años, que hablaba principalmente español (esto es, código de respuesta 1-1-1). Aunque no teníamos información específica sobre la propiedad de teléfonos entre los hablantes de lenguas indígenas, las tasas de propiedad de teléfonos entre mujeres y hombres en Guatemala son relativamente similares, y estos resultados parecían poco probables. Por un lado, consideramos que es posible que las mujeres y los hablantes del idioma local fueran más conservadores al responder a una llamada externa de esta naturaleza. Sin embargo, pensamos que la explicación más probable era que los encuestados no entendían cómo usar el sistema de respuesta automática.

Entrevistador realizando entrevista telefónica. Autor: Vox Latina.

Segundo intento --- lo que funcionó mejor

Después de los resultados decepcionantes del enfoque automatizado para identificar las características de los encuestados, recalibramos nuestra estrategia. En nuestro segundo intento, utilizamos el proceso automatizado solo para identificar los números activos, y entrevistadores capacitados examinaron todos los números activos para recopilar idioma principal, la edad, el sexo y la voluntad de participar en la encuesta. Cuando terminamos el proceso, el software identificó 40.409 números de teléfono activos y de ellos, 21.588 aceptaron ser llamados para una encuesta de detección en vivo.

Afortunadamente, estos resultados fueron mucho más prometedores. Después de varios días, determinamos que este enfoque probablemente produciría nuestro tamaño de muestra objetivo. Para evitar la pérdida de encuestados debido a la caducidad de los números de teléfono, el equipo comenzó a realizar las entrevistas principales de forma inmediata.

En última instancia, quienes respondieron a la encuesta de selección eran mucho más similares a la población de Guatemala que la muestra que arrojó nuestro primer intento. De las identificadas como elegibles, el 7 por ciento eran mujeres que hablaban k'iche' o q'eqchi'; 8 por ciento eran hombres de habla k'iche' o q'eqchi', y 44 por ciento y 41 por ciento eran mujeres y hombres de habla hispana, respectivamente.

Al final, entrevistamos a 558 mujeres de habla hispana (tasa de respuesta del 34 por ciento), 554 hombres de habla hispana (tasa de respuesta del 36 por ciento), 464 mujeres de habla k'iche' o q'eqchi' (tasa de respuesta del 53 por ciento) y 455 K hombres que hablan k'iche' o q'eqchi' (tasa de respuesta del 46 por ciento).

Conclusión: las proyecciones en vivo obtienen mejores respuestas, pero son más costosas

En Guatemala, enfrentamos el desafío de realizar una encuesta telefónica con hablantes de idiomas que se hablan con menos frecuencia y que habíamos anticipado con mayor dificultad de identificar. Es importante entonces destacar que, a través de este esfuerzo, aprendimos que sí es posible identificar y entrevistar a mujeres y hombres que hablan idiomas menos comunes a través de encuestas telefónicas.

Además, aprendimos que la selección realizada por un entrevistador en vivo es más eficaz que el protocolo de selección automatizado que intentamos en primer lugar. Sin embargo, una desventaja de este enfoque es que el tiempo y el costo de llamar a los posibles encuestados fue notablemente mayor que si este trabajo estuviera automatizado con un programa computarizado. Esperamos que otros que intenten realizar encuestas telefónicas similares puedan aprender de este enfoque para identificar mejor las muestras de teléfonos de subpoblaciones que son relativamente pequeñas, tienen un número limitado de teléfonos o ambos.