GENDER insights

Se entona una nueva melodía: los investigadores de género reexaminan su enfoque con relación a los hombres

Men take a pledge towards Mau Forest restoration initiatives in Kenya. Photo: Patrick Shepherd/CIFOR

Water towers project in Mau Forest, Kenya.

Photo: Patrick Shepherd/CIFOR.

En conversación con Carol J. Pierce Colfer, investigadora de COFPR con casi 50 años de trabajar en temas de género, los investigadores examinan la función cada vez mayor de las “masculinidades” en sus estudios.

Continuar en inglés.

A simple vista, los leñadores de Bushler Bay, en la región noroeste del Pacífico de los EE. UU., y los habitantes de los pueblos Kenyah de los bosques de Borneo no parecen tener mucho en común. Pero este hecho es precisamente el punto central de los hallazgos de Colfer: que los hombres varían considerablemente de una cultura a otra y en el tiempo. Lo más probable es que esta masculinidad no nos haga pensar en un arpa. Pero para Colfer, una etnógrafa que ha trabajado con las dos comunidades en sus 50 años de carrera, este instrumento de cuerda constituye una buena analogía para las “masculinidades” de estos y otros grupos dispares de hombres.

“Estaba pensando en la forma del arpa; el triángulo rígido que crea”, comentó Colfer, durante un reciente seminario web en el que se discutían las masculinidades y su nuevo libro sobre el tema.

Las cuerdas, explicó, son las diferentes opciones que tienen los hombres dentro de su determinada cultura: fortaleza, valentía, control y sexualidad, entre otras.

“Esperaba captar tanto la estabilidad de la cultura como la variación individual de las opciones que tienen los hombres, las cuales cambian a lo largo del tiempo”, dijo Colfer, investigadora asociada del Centro Internacional de Investigación Forestal (CIFOR). “El hecho de que cada hombre pueda realmente, de cierta manera, producir su propia melodía de masculinidad. Ese era el tipo de ideas que tenía en mente cuando desarrollé esta analogía”.

La ilustración de un arpa formada por ramas de árboles, rodeada de siluetas de leñadores en bosques tropicales de un lado y bosques templados del otro, engalana la portada de “Masculinities in Forests: Representations of Diversity” [Masculinidades en los bosques: Representaciones de la diversidad], el nuevo libro de Colfer.

Un grupo internacional de expertos en género se reunió con Colfer para conversar sobre la función, a menudo olvidada, de los hombres en los estudios que se enfocan en mujeres. La reunión fue convocada por la Plataforma GÉNERO de CGIAR, como parte de su serie de conversatorios virtuales sobre género.
Las travesías personales y profesionales de Colfer como investigadora enmarcan su libro. En la introducción, escribe

“En mi vida profesional, puse mucha atención a las mujeres. Pero hace unos pocos años, comencé a sentir una especie de malestar. Decíamos que nos concentrábamos en género, cuando en realidad analizábamos más que todo el mundo de las mujeres”.

Otros investigadores de género pueden identificarse con ello. Incluso cambios programáticos relativamente recientes de organismos de cooperación subrayan la necesidad de incorporar a los hombres en el trabajo que busca brindar a las mujeres mayor independencia económica, profesional y reproductiva.

“Si bien el FIDA indudablemente reconoce que las desigualdades las sufren en gran medida mujeres y niñas y que se necesitan intervenciones seleccionadas para nivelar el campo de juego, también reconocemos claramente que el discurso en torno a la desigualdad de género no solo debería enfocarse en cerrar brechas con respecto a las mujeres”, comentó Petra Järvinen, que forma parte del equipo de Género e Inclusión Social del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA).

Durante el conversatorio, Järvinen destacó el uso de las metodologías domésticas (HHM, en inglés) que el FIDA ha estado implementando en sus labores desde 2009. Las HHM son planteamientos innovadores que pueden aplicarse para comprender mejor los patrones de la desigualdad de género, sobre todo entre familias de agricultores y comunidades. Estas abordan las normas sociales, actitudes y comportamientos subyacentes e involucran a las familias completas, incluidos hombres y niños, y toman en consideración su posible desempoderamiento como una contrapartida negativa.

Masculinidades constructivas

En más de 30 años como agrónoma, Cécile Ndjebet ha dedicado mucho de su carrera a garantizar la seguridad y los derechos de las mujeres sobre la tierra. En Camerún, uno de los países incluidos en la Red Africana de Mujeres para el Manejo Comunitario de Bosques (REFACOF), fundada por Ndjebet, el éxito a menudo implica comprender el papel de los hombres en el manejo de los bosques.

Ndjebet indicó que generalmente al hombre

“se le percibe como el proveedor del bienestar para su familia y también como el dueño de los recursos”. El incumplimiento de esta función constituida socialmente puede dar lugar a burlas por parte de la familia y la sociedad; pero por otro lado, consolidar este papel puede convertirlo en “el jefe de todo”, comentó.

Los avances de su organización en igualdad de género en el uso y conservación de los bosques surgen de trabajar en sensibilizar a los niños varones sobre cuestiones de género desde edades tempranas.

“Las masculinidades constructivas van de la mano con la igualdad de género, con respecto a los derechos de las mujeres y de los hombres y su contribución al manejo sostenible de los bosques en general, del desarrollo sostenible”, dijo Ndjebet durante el conversatorio.

 

Corregir desigualdades, alterar el curso

Como hombre que desde hace mucho tiempo ha hecho investigación sobre cuestiones de género en CGIAR, porque está “decidido a corregir las desigualdades impulsadas por mi propio género”, Gordon Prain indicó que su trabajo reciente se ha enfocado más en comprender que el empoderamiento de las mujeres no se produce en el vacío.

“Por muy importante que sea el empoderamiento, este no se da en solitario”, dice Prain, investigador independiente que trabajó formalmente en el Centro Internacional de la Papa (CIP) y con el Programa de Investigación de CGIAR en Raíces, Tubérculos y Banano (RTB). “El empoderamiento de las mujeres sucede cambiando las dinámicas de género... y esto requiere mayor investigación con hombres”.

Su experiencia ha demostrado que para que cambien las normas de género, es necesario que los hombres formen parte de la ecuación. Si no, trabajar en reducir las desigualdades puede ser más difícil.

“No involucrar a los hombres puede tener implicaciones prácticas muy negativas”, agregó. “La toma de decisiones y la formulación de políticas no debería aceptar los estereotipos de género: los hombres pueden desempeñar tareas en el hogar y criar a los hijos”.

La Plataforma GÉNERO de CGIAR, dirigida por Nicoline de Haan, espera ver más investigaciones sobre masculinidades incorporadas en sus planes.

“Es un área sobre la que debemos trabajar más y tener una mejor comprensión”, indicó de Haan, resaltando varias prioridades de la plataforma, que van desde cadenas de valor hasta gobernanza y métodos de investigación que transformen las relaciones de género. “La masculinidad es algo que queremos impulsar mucho más”.