Book / Monograph

Índice Global del Hambre de 2009

Abstract

El Índice Global del Hambre (GHI) muestra que el progreso mundial en la reducción del hambre sigue siendo lento. El GHI global de 2009 ha caído apenas en una cuarta parte con respecto al de 1990. Desde ese año el Sudeste Asiático, el Cercano Oriente y África del Norte, así como Latinoamérica y el Caribe, han reducido significativamente el hambre. Sin embargo, el GHI sigue siendo angustiosamente alto en Asia Meridional, que ha venido progresando desde 1990, y en el África Subsahariana, donde el avance ha sido marginal. Algunos países tuvieron un progreso notable en la mejora de su GHI. Entre el GHI de 1990 y el de 2009, Kuwait, Túnez, Fiyi, Malasia y Turquía tuvieron las mejoras más grandes porcentuales. Angola, Etiopía, Ghana, Nicaragua y Vietnam experimentaron las mejoras más grandes absolutas en sus puntajes. Ello no obstante, 29 países tienen niveles de hambre alarmantes o extremadamente alarmantes. Los países con los puntajes más altos en el GHI de 2009 son Burundi, Chad, la República Democrática del Congo, Eritrea, Etiopía y Sierra Leona. En la mayoría de los países con altos puntajes en el GHI, la guerra y los confl ictos violentos han dado lugar a una difundida pobreza e inseguridad alimentaria. Casi todos los países en los que el GHI aumentó desde 1990 se hallan en el África Subsahariana. La actual crisis fi nanciera y la crisis de alimentos, vinculadas en formas complejas, tendrán implicaciones para la seguridad alimentaria, la estabilidad fi nanciera y económica y la seguridad política. El máximo impacto lo sufrirán los pobres y hambrientos, y los países con los mayores niveles de hambre estarán también entre los más vulnerables a la crisis global. Aunque los pobres y los hambrientos son en general los más afectados por la crisis fi nanciera y la de alimentos, los impactos recisos a nivel de hogar difi eren ampliamente. Las respuestas de políticas a ambas crisis deben tener en cuenta estos distintos impactos. Deberían diseñarse estrategias de protección social para mitigar el actual impacto sobre los más vulnerables, sentar las bases para una recuperación sostenible y prevenir impactos negativos en el futuro. Se deberían ampliar y fortalecer las intervenciones de nutrición, tales como los programas de alimentación escolar y de nutrición infantil temprana y nutrición materna, a fin de asegurar una cobertura universal. Una parte importante de la solución al hambre global es reducir la desigualdad de género. Este informe compara el GHI de 2009 con el Índice Global de la Disparidad de Género de 2008, el cual está conformado por cuatro subíndices: participación económica, logros educativos, empoderamiento político y salud y supervivencia. Las evidencias muestran que los mayores niveles de hambre están relacionados con menores tasas de alfabetismo y de acceso a la educación para las mujeres. Las altas tasas de hambre están asimismo ligadas a las desigualdades de salud y supervivencia entre hombres y mujeres. Por tanto, resulta esencial reducir las disparidades de género en áreas clave, particularmente en salud y educación, para reducir los niveles de hambre.